Y con esta expo cerramos temporada en la sala para volver pos vacaciones con nuevos artistas.
Pero todavía es pronto para hablar de ellos, y de alguna que otra propuesta que os traeremos en agosto… Permitirme unas últimas palabras para estas calles estrechas y silenciosas que me han estado acompañando en las últimas semanas, con sus puertas y ventanas medio escondidas, las luces y sus fieles sombras…
Azul y amarillo han sido los colores de Tomàs en esta exposición. Decía Virginia Woolf que cuando “el azul y el amarillo se mezclan en vuestros ojos, buena parte de esta mezcla también penetra los pensamientos” Y creo que debe ser cierto porque durante estos días he soñado una y otra vez que me perdía en estas calles, en mis pensamientos y también en mi subconsciente (¿o es el inconsciente? siempre confundo estos dos términos).
La cosa es que me ocurre algo extraño. No sé porque me pasa, pero me pasa. Con cada nueva expo entro en una espiral de noches moviditas donde mis sueños me llevan a mundos oníricos de fantasía y color en los que siempre se cuelan los cuadros que tengo en la sala. Es muy raro, porque a veces no son los cuadros, son personas, objetos, incluso lugares, pero yo sé que son “mis” cuadros.
Cada artista es un mundo. Y cada mundo es, para mí, una nueva experiencia… Visitarlos en sus talleres, conversar con ellos, tocar sus obras (en realidad los artistas te dejan tocar, somos los galeristas quienes nos volvemos paranoicos perdidos si alguien se acerca a nuestras paredes)
Es genial cuando un artista te dice que está a punto de tirar uno de sus cuadros por la ventana porque el puñetero se le está resistiendo. Tu no dices nada porque es una conversación muy seria, pero por dentro piensas “me encanta este tipo, esta colgao” Y lo piensas con todo tu cariño (Tomàs, si llegeixes això, saps que ho dic amb tot el meu carinyo)
Son pequeñas cosas que van sumando, y te van calando, y te dices (otra vez) como me mola mi curro, sólo por la gente genial que conoces ya merece la pena. Pero es que hay más. Convives con las obras de la misma manera que convives con tu gato (aunque este es un mal ejemplo porque yo no tengo gato, de hecho, no me gustan nada los gatos, ni los perros, ni los bichos en general... no sé porque estoy hablando ahora de gatos) Decía, que convives con las obras de manera natural. Entras en tu sala cada tarde: los miras; los alineas; les quitas el polvo; te aseguras una y mil veces que los has colocado en el orden correcto; entra alguien que te señala uno de ellos como su favorito, y entonces le diriges una sonrisa (al cuadro señalado como favorito); los tocas cuando no hay nadie delante porque te encanta esa textura rugosa… Al final, no puede ser de otra manera… Sueñas con ellos…
Y el azul y el amarillo han impregnado mis sueños las últimas semanas. Y me he perdido en sus calles. Y he entrado por una puerta y salido por otra ventana… Mientras escribo este post los miro una vez más… El azul y el amarillo nunca fueron mis colores… hasta hoy…
Gràcies Tomàs
PD. Por qué durante esta exposición me he comprado una camiseta azul? No había nada azul en mi armario hasta este momento? Pero que lista es Virginia…
PD2. La expo estará todavía unos días para quien quiera verla, eso si, visita concertada (Telf 617 23 10 23)
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