Hoy no voy a hacer una lista. Alguien me dijo hace unos días “las listas ya no son trending” Él sabe que yo discrepo, para mí las listas son esenciales para organizar mi tiempo, mis tareas y mi vida. Pero hoy no voy a hacer una lista.
Este fin de semana alguien me hizo pensar en “Caminar” de Thoreau. Y lo he recuperado. Y físicamente he andado poco, mentalmente, mis neuronas han divagado largo y tendido.
Por eso, hoy, no voy a hacer una lista. Voy a dejar fluir mis pensamientos, y voy a darles voz con las palabras que aquí y ahora escribo…
Rafa es un tipo simpático, es asesor de empresas, “cocina” números y estrategias durante todo el día. Cuando entra en la sala, siempre, sin excepción, siempre me dice “que bien se está aquí. Es que se respira… no sé… que bien se está aquí”
Ángela viene de vez en cuando, habla poco, se pasea por la sala, mira los cuadros, se aproxima, se aleja, mira de nuevo, otra vuelta… creo que ella basa su experiencia de contemplar los cuadros en la lentitud, en la calma… sin prisa ni precipitación. Viene, mira, saluda, una sonrisa, y se va.
Julia es un microbio de, no sé, seis o siete años. Ella viene. Su padre la acompaña detrás. Julia se pasea decidida, de una a otra obra. Su padre habla conmigo. Julia pregunta, o no, mejor nos explica cada cuadro. Su padre le dice “Venga Julia, ya venimos otros día, tienes que hacer los deberes y tenemos que bañar a tu hermana” “Si un momento” responde ella. El momento suele ser largo. Al final se van. Julia siempre me promete que volverá otro día a ver nuevos cuadros. Y siempre me desea unas buenas noches….
Ramon es pintor. Viene… “hola bonica” me dice. Echa un vistazo, busca mi conversación. Y siempre la encuentra. “Un café?” “No, yo a partir de las tres de la tarde no puedo tomar café” Y hablamos de pintura, de arquitectura, de la vida en general…
Silvia suele aterrizar preguntando por la vida de los artistas. Y yo siempre le cuento lo anecdótico, que al final, es lo que nos hace humanos. Conoció a tal, viajó por allí, detesta el verde, es despistado, le gusta que le hablan de sus cuadros siempre que sea bien… Y así estamos un buen rato hablando de cómo son ellos, los artistas. Si, cotilleando.
David siempre curiosea por saber que expos he ido yo a ver. Y yo siempre le recomiendo “Ves al Mnac que verás tal o pascual. Recuerda que en el CCCB tienes entrada reducida con el carnet de biblio. Pide la visita guiada en el Picasso. Acércate al Ivam, en un día, ir y volver, porque el museo es de lujo y la ciudad es preciosa” [Por cierto, le tengo que decir que no quiero perderme la expo “Arte de nuestro tiempo” del Guggenheim. Ahora anotaré en mi lista buscar vuelo].
Y hay otros, algunos, que buscan comprometerme. La pregunta más difícil, o la más surrealista que se yo. Pero sabéis que pasa? Que me encantan mis artistas, y me encanta el arte. Buena o mala, siempre tengo respuesta. Entre otras cosas porque yo también siempre me alimento, hablo con mis “chicos” tanto como puedo. De hecho hoy en la conversación con Teresa Gancedo han aparecido nombres como Fernando Vijande, Margit Rowell, Barceló… Vamos que siempre tengo “material” para contar!
En cualquier caso creo que la galería es un paréntesis para todos ellos, vienen de paseo, me atrevo a decir que vienen dispuestos a salir de lo cotidiano, la rutina, y romperla por unos minutos con algo diferente, sin presiones ni obligaciones, unos momentos para conectar mente y cuerpo con la belleza del arte. Contemplar, escuchar, sentir… Sin más. Porque esta es la grandeza del arte. Te permite llegar, si le das la oportunidad, a lo más íntimo de tu emoción. Así, al menos, es como lo veo yo…
Fdo. Una galerista comprometida con sus artistas, con su público y con el arte.
“Los hombres vuelven mansamente a sus casas por la noche, del campo, donde los persiguen los ecos de su hogar, y su vida languidece porque respiran su propio aliento una y otra vez, mañana y tarde, su sombras llegan más lejos que sus pasos diarios. Deberíamos volver a casa de lejos, de aventuras y peligros y descubrimientos cotidianos: con nueva experiencia y carácter.”
Henry D. Thoreau “El arte de caminar”
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