Esta semana hemos despedido a Rafael Cuartielles (Barcelona, 1932-2018), artista con estilo único y inclasificable: llámalo surrealista, llámalo simbolista, llámalo abstracto...
La primera vez que visité su estudio me hizo subir unas escaleras y entrar en una sala. A mano derecha había una pared donde había sujetos con chinchetas muchísimos dibujos pequeños, no más de 15 x 20, todos en blanco y negro. "Qué es esto?" Le pregunté. "Ah, nada, cosas que hago para distraerme" me respondió. Y me invitó a una segunda sala.
Había preparado toda su obra. Colores y luminosidad con matices llenos de sensibilidad dibujados con trazos firmes y expresivos. El siempre decía que los cuadros deben de tener pulmón. "El cuadro ha de tener pulmón, si no tiene pulmón, no tiene vida, y si no tiene vida, no tiene nada. El cuadro ha de palpitar, ha de tener ese "pulmón" que nos hace respirar, si no lo tiene, solamente es bonito o está bien pintado. Ha de tener algo personal, ha de vibrar.".
A mi, sin embargo, lo que más me conmovió de su obra fueron los dibujos en blanco y negro. Si nos ceñimos a una cuestión teórica, el dibujo constituye el pilar de la docencia, preparatorio para la realización de pinturas. El dibujo también se utiliza en la arquitectura, la preparación de grabados.... Pero los dibujos de Rafael Cuartielles son una obra en si misma, incluso me atrevo a decir que son obras más descaradas y frescas que sus pinturas sobre tela. Un día Rafael me dijo "cada dibujo es un mundo, hay mucho que decir sobre ellos y en todos ellos estoy yo".
Rafael me dijo muchas cosas más en nuestras conversaciones: que el dibujo es la linea y la pintura la luz; que el color es lo de menos, lo importante es la luz que la dibujamos con colores; que cuando termina de hacer un dibujo "on hi ha teca" (donde dominan los oscuros) le entraban unas ganas tremendas de hacer otro dibujo lleno de simetrías; que le gustaban mucho las mujeres pero sobretodo la Tere, la suya; que había descubierto las islas Canarias y que le encantaban... Me dijo que disfrutara con todo lo que hiciera; también me dijo que me reservara todos los días un ratito para estar, para reflexionar, para vaciar la mente de preocupaciones y respirar... Cuantas cosas me dijo Rafael.
Aquel primer día salí de su estudio con un regalito bajo el brazo: un trocito de Rafael en forma de papel 15x20 teñido de blancos y negros...
Una abraçada forta Rafael. Se t'estima...
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