Rosa Permanyer (Sant Feliu de Codines, 1955)
Dice ella...
Mi trabajo parte de la comuncación con la naturaleza y la ciudad. Durante mis paseos y viajes exploro y busco constantemente elementos y imágenes que inspiren mi obra de forma consciente y necesaria. Esta mirada siempre atenta y receptiva és que la que me empuja a crar y investigar en el proceso de la obra gráfica. Los colores rojos y negros tintan estos juegos de miradas y fragmentos de ciudades y espacios mutantes y solitarios.
Escribe sobre su obra Ramón Casalé... [museólogo, historiador, crítico de arte, miembro de la Associació Internacional de Crítics d’ Art, y AMIGO DE ARTEMISIA)
Para Rosa Permanyer el paisaje siempre ha sido su tema preferido, representándolo de muchas manera, pero a diferencia de sus trabajos de los 80 y 90, en que la naturaleza aparecía en las marinas y naturalezas muertas, últimamente deriva hacia otras perspectivas, como son sus viajes, los fragmentos del mar o las miradas.
Ahora su discurso creativo va incluso más allá, pues busca la naturaleza, no tanto solo a través de sus hojas de los árboles que emergen en un primer plano para indicarnos el camino por donde recorrer nuestra mirada, sino que el paisaje urbano, desde una visión arquitectónica, gracias a edificios que surgen en sus fotograbados y que dan sensación de equilibro compositivo, provca que haya la idea de serenidad: la serenidad de una ciudad muda, silenciosa y reflexiva, que sólo se rompe por el movimiento de las horas.
A la fusión de la naturaleza y la ciudad ara incorpora en su trabajo uan serie sobre las alas de las mariposas y de libélulas. La aparente fragilidad que se intuye en estos insectos, nos indica también nuestra debilidad para enfrentarnos a un mundo tan convulsionado como el nuestro. Pero para romper con este concepto armónico de la naturaleza, la artista da protagonismo al color rojo, color asociado a los sentimientos y las pasiones. De hecho, desde hace unos cuantos años el rojo predomina respecto a los amarillos, naranjas, y azules de otras etapas creativas.
El trabajo como investigadora, tanto sea trabajando la acuarela, el collage o la obra gráfica, es evidente, ya que le interesa descubrir, averiguar y esperimentar con todas las técnicas que el grabado le obrece. Por eso el fotograbado le permite ampliar su campo creativo y en consecuencia el cromatismo del paisaje.
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