Había visto como giraba la esquina. Corrí. Ya no estaba.
Era una calle estrecha. Paredes robustas. Piso desigual. Una puerta por donde escapaba la luz. Escondida, una ventana. No había nadie. Parecía un camino infinito y solitario. Caminé a tientas. Corrí.
No encontré nada. No encontré a nadie. La luz se hizo oscuridad. Mi respiración se hizo silenciosa. Mis pensamientos desaparecieron. Vacuidad.
Y allí estaba yo. En aquella calle…
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